Introducción: ¿Qué es el vacío existencial?

“El vacío existencial es la neurosis masiva de nuestro tiempo”. (Frankl, 1997) Estas palabras dichas por Viktor Frankl (1955) hace más de 50 años siguen teniendo vigencia. Son diversos los ámbitos en los que se pueden observar manifestaciones de este vacío, siendo la escuela uno de ellos.

La actitud propiamente humana es salir de sí mismo para buscar respuestas ante las situaciones que se nos presentan en la vida. La persona es motivada por la voluntad de sentido, por la búsqueda constante de sentido, que le permite encontrarle sentido a lo que le toca vivir, y por ende, a su vida.

La voluntad de sentido puede verse frustrada, y hace que la persona no le pueda encontrar sentido a su vida. No desaparece la voluntad de sentido, lo que ocurre es que la aspiración al valor, por angustia, inquietud o algún condicionamiento, se encuentra obnubilada, dificultando el reconocimiento de los valores, impidiéndole a la persona encontrar el sentido allí presente. Esta situación favorece la aparición del llamado vacío existencial

Se puede considerar al vacío existencial como “una forma privada y personal de nihilismo, ya que el nihilismo puede definirse como la aseveración de que el ser carece de significación.” (Frankl, 2004) El vacío existencial es una estado/vivencia que todas las personas podemos atravesar.

Cuando la persona permanece en esta circunstancia, se sostiene en el tiempo sin resolverla, puede generar una vivencia distinta que es la frustración existencial. Esta frustración puede ser caldo de cultivo para patologías diversas (físicas, psíquicas, sociológicas o noógenas). Por lo tanto, la frustración existencial es una vivencia consecuente con la imposibilidad de resolver los cuestionamientos de la existentica.

Lo que puede enfermar es la frustración existencial, no la vivencia del vacío. Esta frustración existencial es el sentimiento de falta de sentido de la propia vida (Frankl, 2003a). La  frustración existencial no es un fenómeno patológico, pero encierra en sí la posibilidad de llegar a serlo.

Algunas de las caras en las que muestra el vacío existencial son el aburrimiento y la indiferencia. “Podemos definir el aburrimiento como una falta de intereses y la indiferencia como una falta de iniciativa: en muchos casos al hombre de hoy le falta un verdadero interés por el mundo y ni hablar de que tome la iniciativa de cambiar algo en el mundo”. (Frankl, 2003b). El vacío existencial se revela de diversos modos, dependiendo del contexto, la edad, y las características de personalidad de cada persona.

Son múltiples y variados los estímulos que nos rodean, que en ocasiones van obstaculizando la conciencia, lo cual dificulta el encuentro del sentido que se nos presenta ante nuestra existencia. Por lo tanto, es necesario brindarles herramientas a las personas para afinar su conciencia, que les permita poder descubrir los valores presentes en su existencia, y de ese modo encontrar sentido.

Es necesario resaltar que la prevención de la aparición del vacío existencial tiene dos focos principales: el primero consiste principalmente en afinar la conciencia para descubrir los valores presentes en cada situación. El segundo, reconocer que detrás de todo vacío existencial, esta la posibilidad de la persona de encontrarle sentido a su vida. No se busca erradicar la aparición del vacío existencial (sería algo que iría en contra de la naturaleza humana), pero si de buscar modos para no permanecer en ese estado. El vacío existencial en si mismo es neutro, ni negativo ni positivo por sí mismo (lo patógeno puede ser la permanencia en el).

Manifestaciones del Vacío Existencial en los educadores y educandos

La escuela es un ámbito en el cual se observan con mayor frecuencia y duración manifestaciones de este vacío existencial. Las manifestaciones del mismo son diferentes en los docentes que en los adolescentes.

La conciencia lamentablemente de muchos adolescentes y docentes se encuentra aturdida, y no están pudiendo encontrarle sentido a sus vidas, y caen en la frustración existencial. Les cuesta encontrar sentido a lo que les toca vivir.

La cultura actual resalta tres aspectos que promueven esta situación: 1) el valor de la utilidad (“esto para qué me sirve”); 2) la subjetividad del conocimiento (“esto es así depende de quién lo diga”); 3) el “arte de zafar” (no interesa el aprendizaje, sólo el cumplir con las exigencias de la situación de aprendizaje).

Dichos aspectos culturales, promueven la aparición del aburrimiento, la indiferencia, el tedio. Para hacerle frente a estas vivencias, las personas tienen acciones fallidas, buscando algún tipo de tensión como se verán a continuación.

Algunas características que se están presentando en muchos adolescentes es que viven en una situación constante de falta de interés (les da todo lo mismo, elijen no tener que elegir nada, nada les preocupa, etc.); acompañada con la falta de iniciativa (no hay proyectos, están bajo la ley del mínimo esfuerzo). También, se observa en los adolescentes que han crecido las conductas de violencia.

Entonces se empiezan a buscar respuestas donde no hay, traduciéndose en conductas extremas como: actitudes destructoras, posturas radicales, actos arriesgados y excitantes (bumping jumping, picadas de autos, conducir a altas velocidades, juegos rol, etc), integrar tribus urbanas, huida en la música y ritmos ensordecedores. Acompañadas con actitudes apáticas e indiferentes ante la existencia.

Lo mencionado nos indica el estado de urgencia en el que se encuentran algunos adolescentes que puede desembocar en una enfermedad mental si la persona no encuentra ninguna respuesta o sólo encuentra respuestas erróneas a sus preguntas existenciales más importantes, si no encuentra para qué está en el mundo, no relaciona ningún sentido con su existencia. Esta problemática tiene una relación directa con la elaboración, planificación y realización de un proyecto de vida.

En nuestra sociedad hay muchas expresiones de esta carencia de sentido en los adolescentes (aumento de situaciones de violencia, mayor consumo de drogas y alcohol, depresión, etc.), siendo necesario ampliar los posibles modos para poder prevenirlo. En los docentes, se les podría agregar a las manifestaciones de este vacío existencial la aparición del Burn-out o el síndrome de Tomás.

Lukas (2004) dice que el vacío existencial también es un vacío social. La sensación de este vacío social se observa en algunos adolescentes y adultos del siglo XXI: cada vez hacen menos actividades en grupo, actividades más sedentarias, tienen menos desafíos, presentan dificultades en la comunicación, incapacidad de comprometerse (con y por un otro).

Según los estudios de Valdivia Pareja (2007), se vuelve más compleja la resolución del vacío existencial si la persona presenta algún otro cuadro psicopatológico. Este autor refuerza la necesidad de brindar herramientas para prevenir la aparición de la frustración existencial, considerando el impacto que puede llegar a tener si la persona presenta alguna otra patología.

Entre los múltiples factores que pueden provocar la permanencia del vacío existencial, se pueden considerar como principales: la ausencia de valor por la situación de aprendizaje y la falta de pertenencia. Ambos factores están íntimamente relacionados. El primero suele afectar principalmente a los estudiantes, mientras que el segundo a los docentes.

Considerando los aspectos culturales que se han mencionado, algunos adolescentes no le encuentran sentido a la situación de aprendizaje, ya que no reconocen en dicha situación ningún valor. Muchas veces los docentes (tal vez sin proponérselos) promueven dichos aspectos culturales, haciendo que los valores presentes en la situación de aprendizaje sean confusos.

Los valores no se imponen, se trasmiten, se viven. Trasmitir el valor por la situación de aprendizaje depende en gran medida de los docentes, siendo estos testimonios de los mismos.

Son cada vez más frecuentes las quejas de los docentes con respecto a la falta de estudio por parte de los adolescentes, lo cual podría demostrar que al docente le importa el valor del estudio (porque sino no se quejarían).

Los valores están siempre presentes en nuestra realidad, en realidades objetivas.

Al vivir el profesor el valor por la situación de aprendizaje, los adolescentes van a poder descubrirlo, y luego poder elegirlo y vivirlo. Si los docentes no le encuentran sentido a su tarea, va a ser difícil que los adolescentes encuentren valor a la situación de aprendizaje.

Por lo tanto, podemos resaltar el carácter testimonial que tienen los docentes. Una de las necesidades desde hace varios años es la necesidad de modelos en educación, personas coherentes con sus vidas. El docente es testimonio y guía, siendo coherente, encarnando lo que dice, dando prioridad a la orientación en valores.

Se puede considerar que todo profesor, si es educador, es testigo de valores. Por lo tanto, el educador debería presentar en su vida los valores que le permiten descubrir sentido, y de este modo, ser ejemplo para los estudiantes que el sentido se puede encontrar. Al educar se promueve la capacidad de valorar. Va a ser por medio de la educación que se puede hacer que las personas descubran, adhieran y encarnen valores, y de este modo vivan una vida coherente, con sentido.

Para poder hacer esto es necesario que el docente se reconozca parte de la institución educativa, y valore su función. Teniendo claro cada persona el lugar que ocupa en la comunidad educativa se promueve la pertenencia. Al pertenecer  “se es para el otro”. Todos buscamos tener un lugar. La escuela es el ámbito de pertenencia estable. La pertenencia aumenta el compromiso de las personas, entre ellas, con la comunidad educativa en general, y con su misión y tarea. La cual no incumbe solamente en este punto a los estudiantes y docentes, sino que a toda la comunidad educativa, puesto que la educación no ocurre sólo dentro del aula.

Conclusión: Algunos caminos que pueden ayudar…

Son a través de pequeñas intervenciones que se pueden ir dando herramientas para prevenir la permanencia en el vació existencial y promover el despliegue de la persona. Los educadores tenemos un rol clave en esta promoción y prevención de la salud, en tanto pongamos a la persona en primer lugar. La mirada antropológica que propone la logoterapia y el análisis existencial es la primera y más relevante herramienta que tenemos para poder responder a esta situación. En función de cómo consideremos a la persona, será el modo de acompañarla, y nos permitirá reconocer el fin de la educación.

Para trabajar con los adolescentes algunas estrategias pueden ser: brindarles espacios dónde poder conversar sobre sus preocupaciones, que sea un lugar dónde apelarlos y se puedan descubrir valores (espacios de tutorías o círculos de diálogo); tener presente las fechas de cumpleaños (promueve la pertenencia, se lo reconoce dentro de la comunidad educativa); realizar proyectos por grupos (cada uno con responsabilidades específicas), entre otras.

Algunas alternativas para trabajar con los docentes son: brindarles capacitaciones sobre estrategias pedagógicas acordes a los adolescentes del siglo XXI (por ejemplo en el uso de la tecnología); hacer equipos de trabajos (que se trabaje realmente en equipo); promover por diferentes medios una comunicación eficaz entre los diferentes miembros de la comunidad educativa; que reciban un pago acorde a su tarea (evitando en lo posible los “profesores taxis”); procurar que la sala de maestros sea un lugar acogedor. Estas estrategias son diferentes modos para promover la pertenencia de los docentes, reconociéndose como miembros de la institución educativa, aumentando su compromiso con la tarea y el lugar.

Logrando que las personas de la comunidad educativa (en especial los docentes) puedan ir descubriendo el sentido en sus vidas, se pueden ampliar los modelos en educación, y mostrarles a los estudiantes un modo diferente de ser (comparado con el que muestra la sociedad actual), previniendo la permanencia en el vacío existencial.

En síntesis, se refiere a poder ir asumiendo un rol tutor centrado en la persona. El encuentro entre las personas es un antídoto para poder responder a la situación de vació existencial. El desafío de los educadores consiste en afinar la conciencia de la estudiantes, ayudándolos a que abran los ojos a su realidad plena y singular, a todas las dimensiones de su existencia (que es compartida y comunicativa), siendo responsables de todas sus decisiones, pudiendo encontrar, encarnar y adherir los valores que se le presentan en su existencia. Para ello, es necesario que toda la comunidad educativa contribuya a que los docentes puedan también encontrarle sentido a su tarea, y de ese modo, a su vida.

“El tema de la educación centrada en el alumno, invita a explorar a un campo lleno de retos y posibilidades que constituye un espacio ideal para reflexionar acerca de los valores que darán al estudiante elementos sustanciales para afrontar la vida” (Castañedo, 2008)