Aprender la sabiduría de la cruz. La que nos descubre san Pablo en 1 Cor 1, 22-25: Se trata de un Cristo que es fuerza y sabiduría de Dios.
En mi vida de familia y de trabajo puedo experimentar que Mi verdadera fortaleza es la de Cristo. Cuando me siento débil, entonces es cuando soy fuerte (2 Cor 12, 10).
Con la luz de la Palabra, Tú les ayudaste a tus discípulos a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección. Hacemos el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, en los pobres y los que sufren.
Estamos frente al misterio más profundo de nuestra fe, la revelación del amor de Dios, que se ha manifestado en Jesús (Rom 8, 38-39). En el Antiguo Testamento, en época de crisis, el pueblo volvía a meditar y a releer el Éxodo. En el Nuevo Testamento volvemos al Éxodo representado en la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús. Las comunidades cristianas meditan esta Pascua, porque es la fuente para renovar la fe la esperanza y el amor. El evangelio de Mateo dice al final, que Jesús practicó el amor, llevando a su cumplimiento la Ley (Mt 5,17).
Leeremos como guía breves títulos que se escucharan en la Passio, que son llave para sentir el texto y a experimentar de nuevo el amor de Dios que se revela en los comportamientos de Jesús ante aquéllos que lo prenden, lo insultan, lo torturan y le dan muerte.
Mt 26,14-16: El amor por el dinero empuja a un amigo a traicionar a Jesús
Mt 26,17-19: Preparar bien el último encuentro con los amigos
Mt 26,20-25: El anuncio de la traición de Judas
Mt 26,26-29: Entre la traición de uno y la negación de otro, brilla el gesto de amor
Mt: 26,30-35: Aunque Pedro rompe con Jesús, Jesús no rompe con Pedro
Mt 26,36-46: Entre la fuga y la fidelidad, Jesús escoge la fidelidad
Mt 26,47-56: Aun siendo inocente y bueno, Jesús es considerado como un criminal.
Mt 26,57-68: Hay una apariencia legal a la decisión ya tomada de condenar a muerte a Jesús
Mt 27,1-2: No es el pueblo hebreo, sino su élite la que lleva a muerte a Jesús
Mt 27,3-10: Un pequeño Judas vive en cada uno de nosotros
Mt 27,11-26: Como el Siervo de Yahvé, Jesús calla ante aquéllos que lo condenan
Mt 27,27-31: Despojar, torturar y golpear, es lo que más humilla a una persona humana
Mt 27,32-38: La ley dice que aquél que pende de la cruz es “maldito de Dios” (Dt 21,23)
Mt 27,37-44: Colgado, desnudo, expuesto a todos, sin defensa, sin derecho
Mt 27,45-56: ¿Por qué me has abandonado?”: Muere emitiendo un grito
Mt 27,57-61: Jesús no recibe ni siquiera una digna sepultura
Mt 27,62-6: Las tinieblas, incluso las más densas, no consiguen apagar la vida
El domingo de Ramos hace un camino a la inversa: inicia con la proclamación de Jesús “Rey humilde” y nos va sumergiendo poco a poco en el acontecimiento de la Cruz, de donde surge el canto pascual de la victoria. Una síntesis de alegría y duelo, de amor y de rechazo, de vivas y de silencio, de palmas de victoria y de cruz de humillación. Se espera que estemos a la altura de este evento. No lo dejemos “pasar” desapercibido, sino haga “paso” (=pascua) por nuestra vida, sumergiéndonos en el torrente de vida y de gracia que proviene de la Cruz y de la Resurrección
Después que realizamos la procesión de ramos, la liturgia nos proclama el relato de la Pasión según San Mateo. La procesión inicial se prolonga en un nuevo itinerario más profundo: ¡Jesús reina verdaderamente en la Cruz! Se plantea una pregunta “¿Quieres ponerte en camino de una vida nueva, entrando con Jesús a Jerusalén y hasta el Calvario?”, o “¿Quieres ver hasta dónde es capaz de ir tu Dios por amor a ti?”, “¿Quieres acompañarlo para estar con Él donde Él está por ti?”. Con este espíritu somos invitados a seguir atentamente el camino de la Pasión de Jesús.
Jesús predice su Pasión que está a punto de comenzar (26,1-2). Jesús habla con firmeza y tiene el control de los acontecimientos: el Hijo del hombre irá hasta el final en fidelidad a su Padre, mientras que los adversarios, ignorando el momento de gracia, se convierten en instrumentos de su muerte. En “tiempo oportuno”: Judas entregará al Hijo del hombre para ganarse unas monedas, al mismo tiempo Jesús se entregará a sí mismo para dar su vida por la salvación de muchos.
Es la última cena pascual que Jesús celebra con sus discípulos. Él le quiere dar el sentido a su muerte y las consecuencias que esta tiene para el discipulado.
1) Jesús, le ordena a sus discípulos que preparen la Pascua (26,17-19). En el centro están las instrucciones que da Jesús: “El Maestro te manda decir…”. Jesús manifiesta un firme deseo de pasar estos últimos instantes con sus discípulos. Pero esta comunión se va a romper enseguida. Luego Jesús hace el anuncio de la traición: “Uno de vosotros me entregará” (26,20-25). Las tensiones aumentan.
2) Luego Jesús hace el anuncio de la traición. Las tensiones van aumentando progresivamente. Ante la profecía de Jesús todos sienten miedo.
3) El don de su propia vida es lo que señala con firmeza, los discípulos serán beneficiados: comer el pan y beber el cáliz. Su finalidad: “para perdón de los pecados”, que es el sentido de la misión de Jesús (ver 1,21).
4) Jesús se refiere al escándalo de la comunidad y las negaciones de Pedro (26,30-35). Hay una promesa de reconciliación final entre Jesús y los discípulos. Una palabra de esperanza en medio de la oscuridad.
Con la muerte de Jesús llega la obscuridad total sobre la tierra. La naturaleza siente el efecto de su agonía y de su muerte. Colgado de la cruz, privado de todo, pronuncia un lamento: ¿Por qué me has abandonado?” Es la primera frase del Salmo 22(21). Jesús en su muerte reza, y expresa el abandono que siente. Permaneció completamente solo: Judas lo traicionó, Pedro lo negó, los discípulos huyeron, las amigas estaban seguramente muy alejadas (v.55), las autoridades le escarnecían, los que pasaban le insultaban, Dios mismo lo abandona y no se comunica con nadie.
Es el precio que ha pagado por su fidelidad a su opción de seguir siempre el camino del amor el camino del servicio para redimir a sus hermanos. Él no vino para ser servido sino para dar vida y rescatarnos (Mt 20,28). El muere lanzando el grito de los pobres, porque sabe que Dios escucha el clamor de los pobres (Ex 2,24; 3,7; 22)
Con esta fe, Jesús entra en la muerte, seguro de ser escuchado. La Carta a los Hebreos comenta: “Él ofreció plegarias y súplicas con fuertes gritos y lágrimas a aquél que podía liberarlo de la muerte y fue escuchado por su piedad” (Heb 5,7). Dios escuchó el grito de Jesús y “lo exaltó” (Fil 2,9). La resurrección es la respuesta de Dios a la oración y al ofrecimiento que Jesús hace de su vida. Con la resurrección de Jesús, el Padre anuncia al mundo entero esta Buena Noticia: “Quien vive la vida como Jesús sirviendo a sus hermanos, es victorioso y vivirá para siempre, aunque muera y ¡aunque lo maten!¡ Es ésta la Buena Noticia del Reino que nace de la Cruz!
Ante el Calvario vemos un ser humano torturado y excluido de la sociedad, solo, condenado como herético y subversivo por el tribunal civil, militar y religioso. Ellos confirman que es un rebelde ha fallado, y lo reniegan (Mt 27,41-43). En esta hora renace un significado nuevo. La identidad de Jesús es revelada por un pagano: “¡Verdaderamente éste era Hijo de Dios!” (Mt 27,54). Si buscas a Jesús, encuéntralo junto a ti, en el ser humano excluido, desfigurado, en aquéllos que, como Jesús, dan la vida por sus hermanos. “¡La prueba de amor más grande es dar la vida por otros!”
1) Jesús aparece con mayor nitidez como el Hijo de Dios obediente, hasta la muerte
2) Él es el Mesías y el Siervo de Dios, cuya misión redentora llega a su máxima expresión en la cruz que libera al pueblo de Dios del pecado y de la muerte.
3) Jesús se deja conocer como el Hijo del hombre que recorre el camino de la humillación y de la muerte, pero que vendrá triunfante al final del mundo.
4) Él es un ejemplo de fe auténtica. La que se espera de todo discípulo.
Miro a Jesús, que nos abre a la comprensión del misterio del sufrimiento y de la muerte. Él que nos fortalece siempre en nuestras debilidades. Te basta mi gracia, ya que la fuerza se manifiesta en la debilidad (2 Cor 12, 9).
Deseo comprender que estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. Ahora, en mi vida terrena, vivo creyendo en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí (Gal 2, 19-20).
Un comentario
Ha sido una maravillosa idea el hacer estas publicaciones virtuales gratuitas para que todas las personas puedan tener acceso a las lecturas religiosas y los libros de tutorías. Felicito a la Editorial Selesiana por tan noble gesto de solidaridad y fraternidad hacia el mundo que hoy esta en casa. Mil felicitaciones, éxitos, fuerza, sabiduría, esperanza, … y amor para la familia Selesiana.
Un fraternal abrazo de corazón
Dra. Nancy Barrientos